domingo, 8 de septiembre de 2019

MALTA 2


Me he pensado mucho este segundo post sobre mi movilidad. Y quiero que conste que me cuesta mucho publicar lo que voy a escribir a continuación. Pero ahí va.
Estoy bastante defraudada por la experiencia. Todo ha sido raro. Me explico.
El curso, de dos semanas, tenía bastante que ver con los objetivos que se marcaba, pero poco que ver con los contenidos. Lo mejor han sido las exposiciones sobre el aprendizaje basado en proyectos y todas las destrezas que conlleva. Pero la destreza comunicativa ha sido difícil de llevar a la práctica, puesto que he sido la única alumna durante la primera semana y durante la segunda sólo se unió otro profe. Jaime, de Zaragoza. La destreza digital tampoco pudo ser puesta en práctica por no disponer el centro más que de un aula con ordenador y pizarra digital y estar ocupado por clases de inglés general.
El alojamiento, suministrado por el centro educativo, ha sido muy decepcionante. Sin aire acondicionado, la cocina con muy poca limpieza, bastante inhóspito.
La ciudad, muy dirigida al turismo, tiene cosas maravillosas como la Valeta antigua, como la ciudad de Mdina, como los templos megalíticos. Pero creo que el resto está muy dedicado al turismo de sol, playa y juerga. Esto no cuadra con mi edad ni con el objetivo de mi viaje. Yo lo achaco a eso.
El balance, sin embargo, creo que es positivo. Llegar a esta conclusión me ha llevado un poco de tiempo y de centrarme en lo bueno.
Así que pienso que si he sacado algo positivo de esta movilidad es que me ha ayudado a darme cuenta de que hay que cambiar metodologías si queremos que nuestro alumnado desarrolle destrezas y estrategias, que le serán esenciales en su futuro. No es necesario que el cambio sea radical. Se puede ir poco a poco y esto es lo que contaré en el informe a mis compañeros.

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